Aunque ya había trabajado con él en Off The Wall, fue Quincy Jones el genio que entendió que la música disco ya había muerto para entonces y que había una nueva generación ávida de nuevos sonidos para la década de los neones.
Es por eso que en Thriller encontramos no solamente soul y funk, sino también rock -con todo y lo que puedan negar los puristas- en Billie Jean, así como una solo de guitarra en Beat It, cortesía del mismísimo Eddie Van Halen. El mismo Paul McCartney, el compositor melodioso del cuarteto de Liverpool, aceptó el dueto en The Girl Is Mine, la balada de ese mítico plato
Jackson también ganó otra batalla al rock en la compra de canciones de uno de los máximos emblemas del género de las guitarras eléctricas, los Beatles. Fueron 47 millones de dólares (hoy ya valen mil millones de dólares) los que desembolsó por los derechos de reproducción de 260 éxitos, entre los que destacaban Hey Jude, Michelle entre otros más.
Y aunque sería en 2007 cuando vendería una parte del repertorio a Sony para pagar sus deudas, la pregunta a plantearse es ¿quién heredará ahora esa mitad del conjunto de piezas compuestas por Lennon y McCartney?
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